Las organizaciones en la actualidad no se preocupan simplemente por tener mayor rentabilidad, sino como lograr la misma de forma eficiente, es decir, con el menor uso de recursos y en el menor tiempo posible, anudado a esto, es necesario agregar que para la búsqueda de esta eficiencia es importante que la gente que participa en la organización este acorde con el ambiente laboral en el que se desempeña, ya que la clave de una gestión acertada está en ese capital humano que mueve toda organización.
Se vive en un ambiente en total cambio de políticas económicas y de avances tecnológicos, por lo cual se debe siempre estar abiertos a los cambios ya que esto trae consigo un mayor aprendizaje. Tanto las políticas, normas, reglas, estructuras, planes y procedimientos dentro la organización se convierten en factores reguladores de la conducta, así como el comportamiento individual de sus miembros mediante el cual, se incorporan preconcepciones, ideas y necesidades al ambiente general de trabajo, todo esto origina el clima de la organización que es muy determinante en el comportamiento organizacional y que desde luego, la gerencia y su equipo deben vigilar, alimentar y cuidar armoniosamente.
Es por ello que puede señalarse a la cultura organizacional como un conjunto de valores, necesidades expectativas, creencias, políticas y normas aceptadas y practicadas por ellas. Distingue varios niveles de cultura, a) supuestos básicos; b) valores o ideologías; c) artefactos (jergas, historias, rituales y decoración) d; prácticas. Los artefactos y las prácticas expresan los valores e ideologías gerenciales. Llegando a afirmar que al cultivarse una cultura en la organización sustentada por sus valores, se persigue que todos los integrantes desarrollen una identificación con los propósitos estratégicos de la organización y desplieguen conductas direccionadas a ser autocontroladas. Es decir, una cultura es el modo particular de hacer las cosas en un entorno específico.
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